Los fungicidas ayudan a eliminar o impiden enfermedades causadas por el crecimiento de hongos y moho. Su uso es específico para controlar problemas fúngicos, por lo que, para su uso, debes asegurarte que la enfermedad de tu planta o jardín sean producto de hongos y no de insectos o factores abióticos.
Su empleo es a través de sustancias o granulados, que se vierte sobre la superficie dañada como semillas, bulbos, raíces de plántulas u otros órganos de propagación, esto es para evitar que en un futuro crezca hongo en tu cultivo. Si tu jardín presenta enfermedades fúngicas, puedes humedecer con una solución de agua y gotas del fungicida, si aparece en las hojas, usa un aspersor para rociar el líquido.